Para nadie es un mito que al menos una vez en la vida, un aroma nos ha transportado a un lugar o momento específico. Somos capaces de asociar un olor con una persona, un lugar o un recuerdo, inclusive de la niñez. Nuestro sentido del olfato es capaz de almacenar centenares de aromas que asoció con recuerdos específicos o situaciones del pasado.
¿Cuántas fragancias existen en el mundo? Seguramente el número sea mayor a la cantidad de habitantes, lo que es más preciso es que no a todos nos gusta el mismo tipo de fragancias.
Hay 6 caminos olfativos: están los aromas amaderados, cítricos, dulces, frutales, florales y herbales. Pero cada persona siente más afinidad con unos que con otros y también suelen percibirlos más o menos.
Los aromas pueden tener efectos positivos en nuestro humor, hay fragancias que nos relajan, otras que nos hacen dormir mejor, inclusive algunas nos hacen vivir experiencias más sensoriales conectadas con sentimientos específicos. ¿Interesante no?
Cuando logramos esa conexión entre la mente y el cuerpo podemos experimentar cosas increíbles. Por ejemplo, la lavanda es una fragancia que hace que las pulsaciones bajen, provocando en nosotros una sensación de relajación y “mindfulness”. La vainilla puede reemplazar el placer que sentimos a la hora de comer chocolates y la menta es capaz de despertarnos en la mañana.
¿Cuándo fue la última vez que un aroma revivió un recuerdo?
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